Temor a las vacunas: cabe diferenciar entre el miedo a las inyecciones, a los posibles efectos secundarios, y miedo a la vacuna Covid19
Cuando se hizo publica la existencia de la vacuna para hacer frente al coronavirus, hablamos con la psicóloga clínica, Consuelo Tomás. Ya iniciada la campaña de vacunación, recuperamos esta información en la que se aborda qué es la tripanofobia, cómo hacerle frente, y por qué hay personas que desconfían de la vacuna del covid.
El miedo a las vacunas ha existido desde que se crearon pero, también en este tema. La literatura científica, tal y como señala la Asociación Americana de Psicología en la guía Fomento de la confianza en las vacunas mediante la participación comunitaria (Building Vaccine Confidence Through Community Engagement), recoge el concepto de “desconfianza en la vacuna”, en referencia al fenómeno habitual de vacilación o de retraso en los planes de vacunación poblacional a pesar de tener la vacuna disponible.
“Podemos hablar de una etapa pre-covid y otra post-covid”, comenta la psicóloga clínica, Consuelo Tomás y “es importante que las reacciones no sean desproporcionadas y se ajusten a la realidad del momento”. Hay tres escenarios ante el temor a las vacunas: cabe diferenciar entre las personas que tienen miedo a las inyecciones (y la mayoría de vacunas son inyectables); las que tienen miedo a las vacunas debido a los posibles efectos secundarios; y las que no tienen miedo a las vacunas pero sí a la del Covid19”, explica Tomás. De una forma u otra, la experta aconseja acoger este anuncio “con cautela, intentando evitar que haya una euforia desmedida”.
Tripanofobia: miedo a las inyecciones y a la sangre
El miedo a las vacunas y a la sangre se denomina tripanofobia. En esta fobia se produce una respuesta bifásica en la que en un primer momento el sistema nervioso autónomo provoca palpitaciones, sudoración y problemas a la hora de respirar, y a continuación, se da una respuesta vasovagal. Inicialmente el nerviosismo se relaciona con la ansiedad anticipatoria al pensar en lo que va a suceder, y en el momento en el cual ven la inyección o la sangre, se produce un enlentecimiento cardiaco y de la respiración, llegando en algunos casos al desmayo.
Estas fobias o miedos, pueden deberse a varias causas, “una inyección es un procedimiento invasivo y doloroso y eso, como ser humano, no nos gusta, crea cierta aversión. También sabemos que en determinados contextos se ha asustado al niño con llevarlo al practicante o al médico para que le pinchen en un intento por mejorar su conducta, e indudablemente, esta experiencia puede causar un trauma. Además, -continúa la experta- aprendemos viendo lo que los demás hacen, si nuestros familiares sobre-reaccionan cuando les vacunan, nos transmiten cierta ansiedad. Sea cual sea la edad de la personas, hay que darles información veraz y esto pasa por afirmar que el pinchazo duele un poco”.
La buena noticia es que esta fobia tiene solución. “Los psicólogos trabajamos con técnicas cognitivas-conductuales que permitirán a la persona hacer frente a la situación dotándole de las herramientas necesarias para controlar esa ansiedad e incluso evitando el desmayo”.
Miedo a la vacuna del Covid, causas y consecuencias
Pero, qué sucede cuando el miedo aparece concretamente ante la vacuna de la Covid19. La incertidumbre, con la que convivimos desde hace ocho meses, es un generador de miedo y ansiedad. En esta situación, surgen dudas sobre los efectos secundarios así como si su eficacia está lo suficientemente contrastada dada la celeridad con la que se están realizando las investigaciones. Por ello, la experta incide en la importancia de obtener información veraz procedente de canales sanitarios acreditados que contrarresten los pensamientos y las corrientes ideológicas, en algunos casos, no sustentadas en la ciencia. “El miedo a las vacunas en general y a la del Covid, en particular, se suele producir por falta de información, por información no veraz (fake news), o por formar parte de una concepción ideológica vital, que conduce al sesgo de la información o la negación de las evidencias científicas en relación a la utilidad de las vacunas, investigaciones y ensayos para obtenerlas, arriesgando su propia salud y la de los demás al considerar que las vacunas solo tienen efectos adversos sobre el organismo. Todo ello, es fruto de diversas variables como la incapacidad para atender la información en su conjunto (beneficios vs. efectos negativos de cualquier vacuna o fármaco), creencias sustentadas por el grupo familiar o social, etc.”.
Generalmente las personas con miedo a las vacunas debido a los efectos adversos, suelen ser personas muy perfeccionistas, con altos niveles de exigencia que sienten desasosiego ante lo desconocido, con una necesidad extrema de tenerlo todo bajo control y con un pensamiento dicotómico.
El miedo es irracional, “como psicólogos, debemos canalizar estos estados de ansiedad para que las personas aprendan a gestionar la incertidumbre y generar estados emocionales positivos. Sólo así, la persona será capaz de procesar la información de una manera adecuada”. Para Tomás, el paciente debe tomar en consideración varios aspectos en relación a la vacuna del Covid-19: la gran inversión económica y personal que se está realizando en la búsqueda de la vacuna, que todos los fármacos tienen efectos secundarios pero que hay que valorar el coste-beneficio y apunta una máxima y es que “no debemos de confundir lo excepcional con lo habitual. Cualquier efecto aislado o raro, no tiene que menoscabar los posibles efectos beneficiosos más frecuentes o habituales, y todo ello debe estar debidamente documentado y sometido a unas normas estrictas de investigación y rigor metodológico”.
En la guía Fomento de la confianza en las vacunas mediante la participación comunitaria se subraya la importancia de la comunicación como "una herramienta clave para el éxito de cualquier programa de inmunización". Aunque señala que no es determinante, afirma que "la comunicación inadecuada o deficiente sobre las vacunas" en cuanto a su seguridad y eficacia, sí que influye en el rechazo de su uso por parte de la población. En este sentido, Tomás continúa, como ya lo hizo meses atrás, insistiendo en la importancia de que "desde fuentes sanitarias acreditadas, se informe a la población sobre los beneficios que representan las vacunas y, en el caso de que surja algún efecto adverso, no se oculten. De esta forma, se aumenta la confianza en las autoridades sanitarias y los ciudadanos podrán valorar realmente la conveniencia o no de vacunarse".
"Desde la Psicología - apunta la psicóloga - podemos intervenir dotando a la población de recursos que ayuden a las personas que tienen el miedo a las inyecciones,;a las que solo se centran en una parte de la información - la más negativa -; a las que experimentan niveles de ansiedad elevados para que aprendan a manejar el nerviosismo, la incertidumbre y temor ante los posibles riesgos; a aquéllas que interiorizan informaciones no debidamente contrastadas; o personas sobre-informadas incapaces de poder 'desconectar'; con problemas de hipocondría agravados por la situación, etc.".