Entrevista a Carmelo Hernández: 'La mediación no impone soluciones, las propone desde la voluntariedad, el consenso y el respeto'
Comisión Interuniversitaria de Salud Mental de la Comunitat se ha reunido para poner en común el resultado de las prácticas llevadas a cabo hasta la fecha. La Universidad de Alicante, ha explicado los buenos resultados obtenidos al poner en práctica la mediación. Hemos entrevistado a Carmelo Hernández, como experto en el tema, para conocer las posibilidades de esta herramienta y la idoneidad del profesional de la Psicología para aplicarla.
Recientemente, las 10 universidades valencianas que integran la Comisión Interuniversitaria de Salud Mental de la Comunitat han puesto en común el trabajo que están realizando en esta área. La Universidad de Alicante ha presentado su modelo de mediación. Dado los resultados de las experiencias que han tenido, desde la UA han destacado de que una “herramienta clave y exitosa en la resolución de conflictos”.
En esta presentación, el compañero Carmelo Hernández y Lydia Esteve, como profesor de Psicología de la Salud y profesora de Derecho Internacional Privado, respectivamente, han hablado de las “las competencias psicológicas en la mediación”.
Hernández, cuenta con un extenso y específico currículum en esta materia. Es Licenciado en Psicología (Universidad de Valencia), especialista Superior en Criminología (Universidad de Alicante), especialista en Violencia de Género (Universidad de Valencia) y especialista en Mediación y Justicia Penal (Universidad de Valencia). De hecho, es vocal del Consejo Asesor de la Mediación de la Comunidad Valenciana. Hemos hablado con él para conocer cómo funciona y los resultados que la mediación tiene, en el ámbito universitario.
Se tiende a pensar en la mediación en el ámbito judicial, pero, con esta jornada, vemos que el contexto de aplicación puede ser muy diferente. Desde la UA afirman que esta herramienta es exitosa, ¿Cuáles son las principales características de la mediación?, ¿cuándo es posible llevarla a cabo? y ¿qué beneficios tiene sobre otros posibles procesos?
Básicamente vivimos involucrados en un entorno existencial en el que se evidencia una importante carencia en la educación de nuestras emociones, lo que tiene el efecto negativo de inhibir, ralentizar o incluso potenciar inversamente el desarrollo de las habilidades sociales esenciales en los procesos de comunicación e interacción entre iguales, con las instituciones y sus agentes e incluso con nuestro propio yo interior. Una de las consecuencias más peligrosas de esa actitud de desconfianza hacia el otro, se traduce en la disposición lineal hacia la confrontación antes que hacia el diálogo, en la utilización del lenguaje como arma arrojadiza y en la búsqueda de recursos que contribuyan a acrecentar el nivel de beligerancia obviando la capacidad personal para llegar a acuerdos, basados en el respeto mutuo, la implicación colaborativa en el mantenimiento del status quo libre y voluntariamente aceptado y, sobre todo, el descubrimiento de que más allá del recurso a los tribunales, hay otra forma de alternativa de proceder y alcanzar la paz y el equilibrio que conduce a la resolución pacífica, no impuesta, del conflicto suscitado.
La mediación no impone soluciones, las propone desde la voluntariedad, confidencialidad, imparcialidad, consenso y, sobre todo, respeto, evitando cuestionar los relatos, permitiendo que las partes hagan visibles sus mutuas percepciones, relativizando las posiciones iniciales y, desde luego. Resaltando los puntos de mutua conexión. Todo ello con la finalidad de proponer soluciones realistas, basadas en el consenso, en la aceptación no impuesta de los acuerdos alcanzados.
La mediación es, por tanto, perfectamente aplicablepara resolver cualquier o controversia, sobre todo en el ámbito laboral, empresarial, civil, familiar, sanitario o escolar
Evidentemente, hay situaciones en las que la mediación no es el cauce adecuado, sobre todo cuando no hay voluntad en una de las partes para ceder y llegar a acuerdos en los que todos ganen, sabiendo que hay que ceder para acordar y en supuestos específicos tasados legalmente, como en los supuestos de violencia de género y cuando el equilibrio y posición equidistante entre las partes estáquebrado y, por tanto, las partes no se encuentran en el mismo plano de igualdad funcional que es imprescindible para poder iniciar con seguridad un proceso de mediación.
Una de las diferencias más claras de la mediación y el proceso basado en la toma de decisiones por un tercero o autoridad (árbitro o juez) que,una vez adoptado, se impone a las partes, es el carácter personalísimo de la mediación, que supone la preferencia por asistir personalmente a las sesiones de mediación y, por lo tanto, la adopción del criterio de la implicación directa y personal, no a través de tercero o persona interpuesta, aunque se pueda contar con la ayuda externa o el acompañamiento que se precise y consensue entre las partes y el /la medidor/a.
Los beneficios de este método alternativo al judicial, de resolución de conflictos son claros:
Llegar al acuerdo por mutuo consenso, disminuir la tensión energética y diferencias personales, desarrollar la comunicación como método discursivo para cambiar puntos de vista, percepción y observación de la realidad subjetiva/objetiva del conflicto y, sobre todo, transformar el conflicto y las relaciones partiendo del respeto a las diferencias existentes.
¿Qué perfiles profesionales pueden desarrollar esta tarea? ¿Por qué el psicólogo/a es especialmente adecuado?
El perfil que cualifica al profesional que ejerce la mediación depende de su nivel de formación y experiencia. En la práctica profesional encontramos diversas profesiones que han cuidado los aspectos formativos y la potenciación de la experiencia práctica, siendo conscientes de que la co-mediación es una ecuación que procura generalmente, los mejores resultados y es precisamente en ese contexto fáctico, donde comprobamos la magnífica valoración que tenemos las y los psicólogos mediadores y la preferencia extendida por co-mediar generalmente con un/a mediador/a del ámbito de la Psicología. El psicólogo/a posee uno de los perfiles profesionales que más se acerca al estándar ideal de lo que se espera de un profesional de la mediación, sobre todo por las habilidades, competencias y resultados que la Psicología aporta a la gestión de situaciones conflictivas, especialmente en el ámbito familiar, educativo y laboral, donde el manejo de emociones negativas y su transformación es una habilidad troncal en nuestra formación profesional. Pero hemos de ser plenamente conscientes de que la mediación no es una intervención terapéutica (stricto censo), es un procedimiento alternativo de resolución de conflictos que busca facilitar la solución a una situación de conflicto entre dos o más partes a través de la comunicación, lo que requiere habilidades en gestión de emociones y técnicas de comunicación.
En el encuentro, usted habló de “las competencias psicológicas en la mediación”, ¿cuáles son estas competencias?
Como miembro de la Unidad de Psicología y Resiliencia de la Universidad de Alicante, miembro del Consejo del Departamento de Psicología de la Salud, he sido invitado a participar en la conformación del modelo de mediación que recientemente presentamos a la Comisión Interuniversitaria de Salud mental de la Comunidad Valenciana en una Jornada que se retransmitió por videostreaming a las 10 universidades de nuestra Comunidad que forman parte del programa de intercambio de buenas prácticas.
Mi aportación gira en torno precisamente a la cuestión de las competencias psicológicas en mediación. Es importante el conocimiento de las emociones para la acción mediadora, así como el ejercicio de ciertas habilidades de empatía, escucha activa, comunicación, relaciones interpersonales y manejo del conflicto. Estos conocimientos y habilidades son propios de la capacitación de los profesionales de la Psicología.
Para decidir, es necesario previamente percibir, razonar y sentir. Es un proceso interrelacional en el que las emociones son vehiculares. La solución al conflicto pasa por una gestión positiva de esas emociones y ello solo será posible poniendo en juego con emociones inteligentes. Uno de los elementos más distorsionantes de las relaciones y generadores de conflictos son las emociones negativas. Si no intervinieran las emociones negativas, el conflicto no sería más que un conjunto de diferencias que, bien entendidas y bien contextualizadas, pueden ser fácilmente legitimadas y superables.
Por eso las competencias psicológicas en la mediación brindan la posibilidad de descubrir que el conflicto tiene muchas aristas y perspectivas y contribuye a evitar los estancamientos, estimulando y motivando el interés de las partes por llegar a acuerdos sólidos. Es la raíz del cambio personal y social, a través de la mediación, y ayuda a establecer las identidades tanto individuales como grupales.