'Trabajaré para que la patología mental sea enfermedad laboral en el SNS'
Belén González, directora del Comisionado de Salud Mental, pide revertir la dinámica hospitalocéntrica de esta patología.
La mera configuración de un Comisionado exclusivo para la Salud Mental permite aventurar hacia dónde quiere dirigir el foco el Ministerio de Sanidad en esta legislatura que acaba de comenzar. Mónica García ha confiado la responsabilidad de este organismo de nuevo cuño a la psiquiatra Belén González, quien considera toda una “obligación democrática” el impulso de medidas que palíen el “sufrimiento psíquico” de los trabajadores. La facultativa hace hincapié especial en los sanitarios, a los que promete trabajar para hacer de la patología mental una enfermedad profesional.
¿Por qué necesita el Ministerio de Sanidad un Comisionado de Salud Mental?
Porque nos hemos dado cuenta de que estamos sufriendo, y sobre todo, de que tenemos derecho a estar mejor. En el Ministerio de Sanidad ya se estaba trabajando en Salud Mental desde la Dirección General de Salud Pública. La Estrategia de Salud Mental 2022-2026 parte del magnífico trabajo del equipo de salud mental en conexión permanente con sociedad civil y comunidades autónomas. Este es un trabajo que valía la pena seguir ampliando en respuesta a la mayor preocupación social por la salud mental. Era una obligación democrática que esta preocupación se viera representada de forma clara y operativa en las instituciones. Esperamos que desde el Comisionado podamos dar respuesta no solamente a los problemas de la asistencia a la salud mental, sino también generar líneas de trabajo transversal que consigan vidas con menos sufrimiento para la población.
¿Cuáles son sus principales proyectos?
Los principales proyectos del Comisionado giran en torno a dos puntos esenciales: conseguir mejor atención para personas con sufrimiento psíquico elevado dentro de la red de asistencia a la Salud Mental, y actuar y presionar en políticas que protejan la salud mental de los ciudadanos y ciudadanas. En relación a la primera parte, trabajaremos para garantizar que los derechos humanos y civiles de los usuarios y usuarias de salud mental se cumplan como deben y ajustaremos esos derechos a la realidad de la asistencia para ofrecer una atención a la salud mental que no dañe, y a la que no de miedo acercarse. También en garantizar una atención en las mejores condiciones para aquellos casos más graves y revertir la dinámica hospitalocéntrica e institucionalizadora en salud mental. En cuanto a lo segundo, las líneas de actuación van a ser complejas por la colaboración necesaria de otros actores institucionales y sociales.
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