Psicología de Emergencias: una propuesta formativa basada en competencias
Las actuales necesidades sociales en situaciones de crisis, emergencias y catástrofes, han llevado a que la actuación de los profesionales de la Psicología de emergencias se convierta en un servicio imprescindible de respuesta para la ciudadanía.
Las actuales necesidades sociales en situaciones de crisis, emergencias y catástrofes, han llevado a que la actuación de los profesionales de la Psicología de emergencias se convierta en un servicio imprescindible de respuesta para la ciudadanía. Esto pone de relieve la trascendencia de trabajar en el diseño de una formación especializada de los psicólogos y las psicólogas de emergencias por parte de entidades gubernamentales, así como de asociaciones científicas y colegios profesionales, con el fin de garantizar el nivel mínimo y esencial de formación de estos profesionales para una intervención y asistencia de calidad en este ámbito de actuación de la Psicología.
Con esta introducción, se presenta un artículo publicado en la revista Papeles del Psicólogo, por los investigadores María Antonia Soto-Baño (Universidad Europea de Madrid) y Vicente Javier Clemente-Suárez (Universidad de la Costa), a través del cual presentan una aproximación a un modelo formativo basado en competencias, considerándolo como “una opción adecuada a seguir para alcanzar la regulación necesaria en la especialización de esta nueva profesión”.
Tal y como señalan los autores del documento, hay una mayor sensibilización en la sociedad en torno al impacto físico y mental que generan las situaciones de crisis, emergencias y desastres, así como un incremento en la demanda de contar con la asistencia de profesionales de la psicología de emergencias en estas situaciones. En esta misma línea, los organismos gestores de las mismas aportan dispositivos específicos de profesionales, para dar respuesta y atender “las necesidades de índole psicológica y de alto impacto emocional que se producen tanto de la población afectada, como en los profesionales pertenecientes a los servicios de intervención”.
Un ejemplo del rol trascendental que desempeñan los y las profesionales de la Psicología de emergencias en nuestro país, es el abordaje que realizaron durante los atentados terroristas de Madrid (2004) y Barcelona (2017), los accidentes aéreos de Spanair (2008) y Germanwings (2015), el terremoto de Lorca (2011) o el accidente del tren Alvia en Santiago de Compostela (2012). Asimismo, estos/as profesionales participan en numerosas situaciones de emergencia ordinaria como accidentes de tráfico, suicidios, violencia de género, etc., en las cuales su labor se orienta a “minimizar el impacto psicológico ocasionado por las mismas como a prevenir la aparición de psicopatología postraumática futura”.
Según destaca este trabajo, la reciente crisis de la COVID-19 fue una situación sin precedentes que marcó “un antes y un después en el impacto a la salud mental de la población e impulsado iniciativas para contribuir a su atención y cuidado”. En este contexto, se pusieron en marcha múltiples dispositivos de psicólogos/as en la mayoría de países del mundo, incluida España, para asistir “tanto a la población como a profesionales, principalmente sanitarios, que realizaban labores de ayuda en los momentos más difíciles de la pandemia”.