Día Mundial del Alzheimer, 21 de septiembre
El COPCV y su Grupo de Trabajo de Envejecimiento de Alicante y la UPUA, han organizado la mesa redonda ‘Señales de alerta en el inicio de una demencia’. En este acto, se ha señalado la importancia de la figura del psicogerontólogo dentro de los equipos multidisciplinares. También se ha detallado el proceso de aceptación de la enfermedad tanto de la persona enferma, como de su entorno.
Hoy, 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer. Una demencia con unas características muy concretas que afecta en la vida de las personas que la padecen y a su entorno. Es tal la repercusión en todos los niveles, que hay que informar y sensibilizar a la población sobre este asunto.
Con este objetivo, el Col·legi Oficial de la Psicologia de la Comunitat Valenciana y el Grupo de Trabajo de Envejecimiento del COPCV-Alicante y la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante, han organizado la mesa redonda titulada ‘Señales de alerta en el inicio de una demencia’. Esta actividad, realizada el 19 de septiembre en la sede del COPCV-Alicante, ha recibido el apoyo de la Fundació per a la Investigació, Desenvolupament i Aplicació de la Psicologia (FIDAP); Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología (SVGG); Asociación Gerontológica del mediterráneo; y Asocoación de Familiares de Alzheimer de Alicante (AFA).
Concepción Sánchez Beltrán, vicedecana 2ª del COPCV; Marian Aleson Carbonell, directora de UPUA; Inés Esteve Bellido, vicepresidenta de AFA-Alicante; Marina Planelles Cota, miembro del GT de Envejecimiento del Col·legi, han presentado esta mesa redonda.
Sánchez Beltrán ha puesto de manifiesto que “el tratamiento del Alzheimer debe ser una apuesta multidisciplinar en el que la intervención psicológica aporta un importante valor a nivel neuropsicológico con el enfermo, en el ámbito clínico y psicosocial, en el trabajo con los cuidadores y familiares, y a nivel de asesoramiento y formación de centros e instituciones”. Por todo ello, la figura del psicólogo o psicóloga, del psicogereontólogo, es clave y emblemática en el trabajo con este colectivo.
Ruth Gasparini Berenguer, neuropsicóloga en el Hospital General Universitario de Alicante, ha sido la primera en intervenir en esta actividad, explicando cuándo los despistes son motivos de preocupación mientras que Alberto Plaza Salán, coordinador Grupo, ha hablado del proceso de aceptación de la enfermedad.
Plaza nos ha facilitado un resumen de su intervención en la que ha explicado los que serían los tres escalones del proceso de aceptación:
Primeros síntomas
Antes del diagnóstico, aparecen los primeros síntomas, pero aún no representan un problema para la actividad diaria de la persona, no afecta a su área laboral, social ni familiar. La persona nota que su cerebro no tiene el mismo rendimiento que antes, igualmente la familia empieza a advertir ciertos “errores” que antes no ocurrían, comienza a cambiar su personalidad, su forma de ser habitual y sus gustos empiezan a cambiar, por ejemplo, deja de mostrar interés por actividades que antes si le gustaban. No obstante, la persona tiene capacidad para suplir los problemas que empiezan a aparecer y la familia acaba normalizando las alteraciones.
Actualmente se está dando mucha importancia a esta fase y se está invirtiendo en investigación, intentando crear formas de detección de la enfermedad por análisis de sangre o biomarcadores, pues se ha constatado que la enfermedad empieza su curso hasta 20 años antes de ser visible, un diagnóstico precoz, como en todas las enfermedades, facilita una mejor adaptación del paciente, de su familia y una mayor esperanza y calidad de vida
El diagnóstico
Inevitablemente el curso de la enfermedad sigue avanzando, los problemas funcionales de la persona se agravan y se produce el diagnóstico. En este momento, es cuando se produce verdaderamente la toma de conciencia de la enfermedad por parte de la persona y su familia, el enfermo pasa normalmente por tres fases: la negación, pensar que es un error de diagnóstico o que no puede ser cierto, el enfrentamiento en algunos casos con sentimientos de rabia o depresión y por último la aceptación de la enfermedad.
Es muy importante por parte de la persona tomar un papel activo y pensar en el presente y no tanto en las pérdidas del futuro. Igualmente la familia, inicia una búsqueda de información de lo que supone la enfermedad, es muy importante esta faceta, porque ayudará en la comprensión de los cambios que se producirán en la persona, entendiendo que muchos comportamientos, serán consecuencia del avance de la enfermedad. Al mismo tiempo, se va estableciendo el papel del cuidador o cuidadores que asumirán el apoyo al familiar afectado. Es importante que asuman, que cuidar a la persona con Alzheimer no puede ser el centro de su vida, tienen que establecerse periodos de respiro y pedir apoyo cuando sea necesario.
Evolución
Durante este periodo, se pueden establecer las medidas de apoyo legales, atendiendo a la ley 8/2021, que pueden consistir en medidas voluntarias, guarda de hecho, curatela o defensor judicial. Todas estas medidas siempre tendrán en cuenta la voluntad, los deseos y las preferencias de quien sufre la enfermedad.
Durante este último periodo, la persona avanza en su dependencia del cuidador, su actividad e intereses son muy limitados y la familia o la residencia, se establece como su centro de referencia, la persona es consciente de su enfermedad. Hay un cambio de rol de la persona en la familia, saliendo de las tomas de decisión suyas o de la familia.
En resumen, la actitud de la familia y del paciente son muy importantes, aceptar la enfermedad por parte de los dos, maximiza el bienestar tanto del paciente como del cuidador.
Para finalizar, se ha proyectado el cortometraje ‘Orquesta los Bengalas’ tras el que ha habido un coloquio con sus actores Julián Gracía y Pepe Naranjo.