El COP y el CGCOM solicitan al Ministerio de Sanidad la urgente regulación de la actividad psicoterapéutica y su publicidad
Además, han firmado un convenio de colaboración, cuyo objetivo es promover el ordenamiento de su ejercicio, para mejorar la práctica y ampliar su alcance y establecer las bases que faciliten la lucha contra las prácticas fraudulentas y el intrusismo profesional.
Tal y como informó Infocop en su momento, el Consejo General de la Psicología (COP) y el Consejo General de Médicos (CGCOM) han firmado un convenio de colaboración, cuyo objetivo es promover el ordenamiento de su ejercicio, para mejorar la práctica y ampliar su alcance y establecer las bases que faciliten la lucha contra las prácticas fraudulentas y el intrusismo profesional. Con esta finalidad, han solicitado a la ministra de Sanidad, Mónica García, y a la Comisionada de Salud Mental de su ministerio, Belén González, la urgente regulación del uso de las intervenciones psicoterapéuticas y de su publicidad.
Como bien explican tanto el COP como el CGCOM en un escrito remitido recientemente al Ministerio de Sanidad, el propósito del convenio suscrito entre ambas instituciones colegiales (que representan a la totalidad de profesionales, tanto de la Medicina como de la Psicología, que en el ejercicio de su profesión practican la Psicoterapia en España), es promover el ordenamiento de su ejercicio, en aras de mejorar la práctica y ampliar su alcance, así como establecer las bases “que faciliten la lucha contra las prácticas pseudoterapéuticas y el intrusismo profesional”, para así proteger a la ciudadanía “del riesgo de solicitar y recibir de manera inadvertida y en un momento de especial vulnerabilidad la ayuda de prácticas no basadas en evidencia científica”.
En este sentido, la falta de regulación abre las puertas a que cualquier persona se dedique a ‘tratar’ problemas tan graves como la ansiedad, la depresión, o a evaluar el riesgo de suicidio de un/a posible paciente, sin contar con la cualificación y la formación necesarias, y sin ningún tipo de garantía.
Para poder delimitar mejor la actividad psicoterapéutica, que la distinguen de otras intervenciones psicológicas o no psicológicas, se utilizan dos importantes aproximaciones conceptuales “a lo que se entiende por psicoterapia”, sostenidas por la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA, 2017) y el Consejo General de la Psicología de España:
La primera es la propuesta por Norcross (1990), que define la Psicoterapia como una “aplicación informada e intencional de métodos clínicos y actitudes interpersonales, derivadas de principios psicológicos establecidos con el propósito de ayudar a las personas a modificar sus conductas, cogniciones, emociones y/u otras características personales, en direcciones que los participantes consideren pertinentes».
La segunda definición, de Wampold, Burce e Imel (2021, p. 76), considera la Psicoterapia como “un tratamiento principalmente interpersonal que a) se basa en principios psicológicos; b) implica un terapeuta formado y un cliente que busca ayuda en referencia a un trastorno, problema o motivo de demanda; c) está dirigido por el terapeuta para que aporte un remedio al trastorno, problema o motivo de demanda; y d) está adaptado, individualizado a cada cliente particular y a su trastorno, problema o motivo de demanda».
De estas dos definiciones se desprenden dos ideas fundamentales que permiten identificar la actividad psicoterapéutica: el carácter interpersonal del tratamiento psicoterapéutico, “que se da en un espacio de interacción entre un terapeuta profesional y un cliente, no sólo circunscrita a la meramente diádica (un terapeuta-un cliente), sino también extensible a otras formas como las dirigidas a parejas, grupos, o familias”, junto con la necesidad de que esta relación se fundamente en principios de la Psicología Científica.
Basándose en principios científicos y aplicando procedimientos técnicos en una relación “muy humanamente íntima y al mismo tiempo técnicamente muy delicada”, el tratamiento psicoterapéutico brinda al paciente una seguridad psicológica que le permite exponerse a sus ansiedades, conflictos y problemas, dentro de un contexto clínico-asistencial. Cabe señalar que esta relación resulta “cualitativamente diferente de otras relaciones interpersonales”, como por ejemplo, las familiares, las de amistad o las derivadas secundariamente de intervenciones profesionales.
Es fundamental, por lo tanto, que el/la terapeuta cuente con la capacitación adecuada en los “principios psicológicos del cambio mental”, un aspecto clave para entender la demanda que le presenta el/la paciente y poder establecer un plan de tratamiento en función de su comprensión y de las condiciones de su demanda.
Según la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA-European Federation of Psychologist’s Associations) y la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS-Union Européenne des médecins spécialistes) la psicoterapia es una actividad propia de psicólogos y médicos, y dicha actividad “se encuentra profundamente enraizada en el desarrollo de ambas disciplinas científico-profesionales”. Ambas profesiones se consideran clave en la provisión de tratamientos psicoterapéuticos, una posición también compartida por el COP y el CGCOM.
Seguir leyendo aquí.