Recomendaciones prácticas para la intervención en crisis suicidas
Recogidas en una guía publicada por el Departamento de Salud del País Vasco y elaborada por expertos y expertas en la materia.
A las personas en riesgo suicida, les cuesta admitir ante los demás que están pensando en el suicidio por vergüenza y culpa, y cuando lo hacen, a menudo es de manera vacilante, minimizando la seriedad de sus pensamientos, lo que “puede ser peligroso por confundir al sanitario y concluir que no existe riesgo real”. La idea errónea de que ‘quien quiere suicidarse, no lo dice’, lleva a no prestar atención, ni tomar en serio las expresiones de ideas o propósitos suicidas que alguien hace, con el riesgo que ello implica.
Así lo afirma una guía publicada por el Departamento de Salud del País Vasco y elaborada por expertos y expertas en la materia (entre ellos, psicólogos y psicólogas), una herramienta práctica para todos y todas las profesionales que desempeñan su labor en el ámbito de las emergencias y las urgencias, especialmente, quienes trabajan en el área de la intervención psicológica en Emergencias y Catástrofes.
La guía comienza realizando una conceptualización del suicidio, y rebatiendo los mitos más extendidos en la sociedad en torno al mismo y que dificultan la prevención, tales como “Quien amenaza con suicidarse, no lo hace”, “Quien quiere suicidarse, no lo dice”, “todas Las personas que se suicidan tienen un trastorno mental”, “El suicidio no se puede prevenir” o “Hablar de suicidio con alguien en riesgo le incita a hacerlo”.
A este respecto, sus autores señalan que la mayoría de las personas que se quitan la vida han expresado su deseo de alguna forma, siendo esto en realidad expresiones de ayuda, de modo que considerar estas manifestaciones como amenazas, chantajes o manipulaciones, supone despreciar e ignorar el riesgo.
Asimismo, para dar cuenta de lo anterior, recogen los siguientes datos de la Sociedad Española de Suicidología (III Congreso Sociedad Española de Suicidología, Madrid. 2019): el 18% de las personas que se suicidaron habían consultado a su médico de atención primaria el mismo día que se suicidaron; el 66% lo había hecho durante el último mes; el 75% en los tres últimos meses y el 60% pidieron ayuda durante la última semana.
Recuerdan también que no toda persona que se suicida presenta un trastorno mental: hasta el 50% de la población no clínica llega a desarrollar ideas suicidas a lo largo de su vida y un 20% de los anteriores, incluso identificarán el método para llevarlo a cabo.
De igual modo, el documento señala que “toda persona que se suicida tiene niveles de sufrimiento insoportables”, y hablar sobre el suicidio con una persona en riesgo, en lugar de incitar, reduce el peligro de cometerlo. En este sentido, sentirse escuchado/a, alivia la angustia, la sensación de soledad, y facilita la petición de ayuda.
Leer info completa aquí.